Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2014

Tuve que encontrarte

Imagen
No sé si decir que era mi destino. Nunca creí en él, Pero tuve que encontrarte después de todos estos años. De entre toda esa gente. A la primera mirada, también supiste que era yo. Porque tus ojos lo sabían, porque tú también necesitabas encontrarte en mí, así como Yolo hice en ti. Paso de repente, nadie diría que fue fácil. La gente siempre conviene rituales a ese tipo de cosas, poniéndole obstáculos a algo que debería ser tan natural. Bien sea por amor o amistad todos buscamos a alguien que nos complete o que nos inspire esas cosas que dejamos olvidadas, porque sentíamos que no nos hacia falta. Caminando por una calle de Bruselas, desde que te dejó aquel galo en el que dejaste perdida tus esperanzas. Soltaste ese saco, ese lastre de corazones y lágrimas, de esperanzas y devociones. Y caminaste… Caminaste a lo largo del río para que se llevara tu melancolía, sin conseguirlo. Ahora de vuelta en casa, a tus quehaceres. Te enfocas en lo que tú crees real pero yaces vacía en verdad.

4 temporales

Y pensar que he visto pasar los días, esos que gota a gota se desparraman entre mis manos.... y sin embargo las noches  no son menos secas. esas noches de mi ciudad, que duerme para algunos. yo he caminado en las noches de esta pequeña  pero pronta Babilonia. Por largos caminos y cansado en casa de baco me he quedado. Amiga de quienes reciben la nieve en su nariz. Siempre observe sorprendido. gota a gota, es el reloj no de arena sino de agua. ¿es que acaso no ven que llueve afuera? pronto inundara la casa. la nieve se derrite... y no es primavera sino un eterno verano.  Alejandro López Iribarren.

Bajo tu luz

Imagen
 La luna no para de brillar esta noche… ¿Como catalogarían los científicos lo que sentimos el uno por el otro? Es que ciertamente no se equivocaron con platón al darle su nombre. Yo lo nombraría un amor astronómico. Copérnico lo describiría muy bien. El dijo que era este y no el sol el centro del universo. ¿No es así? Basta con cerrar los ojos y relajarse e ir flotando a cualquier parte. El jueves de nuestro viaje a la india, Estaba reposando bajo el árbol del templo cuando te vi emerger de las aguas del lago. Las flores descendían girando desde el cielo, que rendían tributo a su diosa. ¡Una imagen digna de verse! A pesar de tu punto rojo en la frente y el vestido verde hindú pegado a tu cuerpo te reconocí al instante. Tus pechos firmes y tus labios de primavera te delataban. Aunque tus caderas y piernas torneadas te hacían lucir tan flamante y terrible como Kali.   De pronto desperté de mi meditación. Me vi solo pero no me dio miedo. Podía sentir tu olor recorriendo